Las partes del conflicto continúan perpetrando crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Unos 40.000 niños extranjeros están prisioneros porque sus países de origen se niegan a repatriarlos, informa el grupo de expertos encargado de investigar la situación de los derechos humanos en Siria.
El futuro del pueblo de Siria es cada vez más sombrío, advirtió este martes la Comisión Investigadora de la ONU para ese país, que también denunció la escalada del conflicto en varias zonas del país devastado por la guerra, la vuelta a las tácticas de asedio y las manifestaciones populares para protestar por la caída de la economía.
En este contexto, el país no es seguro para que los refugiados regresen después de una década de guerra, agregó la Comisión, establecida por el Consejo de Derecho Humanos de la ONU.
Los hallazgos del panel se producen en medio de un aumento de la violencia en el noroeste, noreste y sur del país, donde los expertos destacaron el regreso de los sitios contra la población civil por parte de las fuerzas progubernamentales.
“Las partes del conflicto continúan perpetrando crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad y violando los derechos humanos de los sirios”, dijo el presidente de la Comisión, Paulo Pinheiro, y afirmó que la guerra contra los civiles sirios no da tregua y es difícil para ellos encontrar seguridad o refugio.
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Niños prisioneros
Pinheiro señaló que miles de niños no sirios nacidos de excombatientes del ISIS sigan detenidos en condiciones terribles en el noreste de Siria, un hecho al que calificó de “escandaloso”.
En declaraciones a la prensa explicó que la mayoría de los niños extranjeros están privados de la libertad porque sus países de origen se niegan a repatriarlos.
“La Convención sobre los Derechos del Niño es la más ampliamente ratificada, pero está completamente olvidada. Y los Estados democráticos que están dispuestos a cumplir con ese instrumento descuidan las obligaciones que asumieron pese a lo que está ocurriendo en Al Hol y otros campos y prisiones”, enfatizó.
Unos 40.000 niños continúan recluidos en campamentos como Al Hol. Casi la mitad son iraquíes y 7800 de 60 países más que se niegan a repatriarlos, según el informe de la Comisión Investigadora, que cubre el periodo comprendido entre el 1 de julio de 2020 y el 30 de junio de 2021.
Bloqueos y bombardeos
Los expertos también condenaron el cerco de las fuerzas progubernamentales a la ciudad de Dar’a Al-Balad, el lugar donde comenzó el levantamiento opositor en 2011, junto con “tácticas de asedio” en Quineitra y Rif Damasco.
“Tres años después del sufrimiento en el este de Ghouta, vemos otra tragedia en Dar’a Al-Balad”, subrayó Hanny Megally, integrante de la Comisión, con respecto al sitio del este de Ghouta, que duró más de cinco años.
Además del peligro que suponen los bombardeos de artillería pesada, decenas de miles de civiles atrapados en Dar’a Al-Balad no tienen acceso suficiente a alimentos y atención médica, lo que ha forzado a muchos a huir.
Vivir con temor
En las localidades de Afrin y Ra’s al-Ayn, en Alepo, la gente vive con miedo a los coches bomba que con frecuencia detonan en zonas civiles concurridas, como los mercados.
Al menos 243 mujeres, hombres y niños murieron en siete de esos ataques durante el periodo de informe, apuntó la Comisión y añadió que es probable que la cifra real sea considerablemente más alta.
Los bombardeos indiscriminados también han continuado. El 12 de junio, por ejemplo, las municiones alcanzaron varios lugares en la ciudad de Afrin, en el noroeste de Siria, matando e hiriendo a numerosos civiles y destruyendo parte de un hospital.
La Comisión reportó que la inseguridad también ha empeorado en las áreas bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) en el noreste del país, donde se han incrementado los ataques de los extremistas permanecen ahí y se han exacerbado las hostilidades con las fuerzas turcas.
La división permanece
Los expertos señalaron que, aunque el presidente sirio, Bashar al-Assad, controla alrededor del 70% del territorio, no parece que “se mueva para unir al país o buscar la reconciliación”.
A pesar de una disminución de la violencia con respecto a años anteriores, los expertos resaltaron el peligro que siguen enfrentando los no combatientes.
Asimismo, enfatizaron el creciente descontento y las protestas entre la población afectada por la escasez de combustible y la inseguridad alimentaria, que aumentó un 50% en el último año, según datos de la ONU.
“Las dificultades que enfrentan los sirios, particularmente en las áreas donde el gobierno ha retomado el control, están empezando a generar protestas de la población que había sido leal al Estado”, detalló Megally.
Fuente: ONU